Nuestro apoyo a las tomas de los colegios en la Ciudad de Buenos Aires, posible lectura:"La Escuela de Noche" de Cortázar y sugerencias para descargar música y escribir una crónica.
Hace algunos años, realice una especie de juego-encuesta entre mis alumnos,cantidad nada despreciable para un muestreo, en esa epoca eran 370 por semana y sus edades oscilaban entre los 13 y los 18 años, de diversos segmentos socioeconomicos y dispares ideologias que se exponian, principalmente, a traves de sus equipos de futbol y las bandas de musica que les interesaban. Quiero decir que habia rockeros, barras bravas, cultores del hip hop y una especie de gimnasia urbana, bikers, pibes chorros (argentinismo por un grupo de musica parecida a la salsa y con mucho de la murga de los negros de la colonia; la palabra "chorro" significa ladron, que adosada a pibe : niño...significa muchas cosas), surfers...en fin...todo el espectro... La consigna era expresar en un debate y posterior escrito, que significado le atribuian ellos a dos simples palabras : patria y bandera El resultado fue bastante previsible para mi, aunque supongo que devastador para algunos, patria se asociaba con militares y guerra y no tenia nada que ver con ellos; bandera....la unica bandera que les importaba era la del cuadro de futbol, por esa daban la vida...a los que no les interesaba el futbol, ni eso... Aclaro que se trato de una generacion que abarco desde fines de los noventa hasta comienzos del 2000 y en Argentina...seria interesante conocer que sucedia o sucede en otros paises lationoamericanos al respecto Hasta aqui llega mi texto, ahora viene nastenka la copista :
Sobre el valor de la historia
Umberto Eco
¿Churchill un personaje de ficción y Sherlock Holmes un hombre de carne y hueso? Tras un sondeo realizado en Gran Bretaña, que reveló ese tipo de confusiones entre los británicos, el pensador italiano analiza cómo ha cambiado nuestra relación con el pasado en un mundo desbordado por las noticias del presente
Leía, en el número de comienzos de marzo de L´Internazionale , un artículo donde se menciona un sondeo hecho en Gran Bretaña del que resultaría que una cuarta parte de los ingleses piensa que Churchill es un personaje de fantasía. Y lo mismo sucede con Gandhi y Dickens. Muchos entrevistados (aunque no se precisa cuántos) habrían respondido que Sherlock Holmes, Robin Hood y Eleanor Rigby habrían existido realmente.
Esto explicaría por qué a veces las posiciones son tan resistentes a los razonamientos (jamas reconocere esto, Nota de la copista)
LONDRES.- Los Estados Unidos están dominados por la fiebre de las elecciones. En las redacciones de los diarios y en los bares de todo el país, liberales y conservadores están tratando de convencerse mutuamente de que lo que piensan es correcto. Pero podrían estar perdiendo el tiempo.
De acuerdo con una idea emergente, las posiciones políticas están sustancialmente determinadas por la biología y pueden ser resistentes a todo tipo de razonamiento. "Estas maneras de pensar están profundamente arraigadas en nuestro cerebro. Tratar de persuadir a alguien de que no sea de derecha o de izquierda es como tratar de convencerlo de que no tenga ojos marrones. Tenemos que repensar la persuasión", dice John Alford, politicólogo de la Universidad de Rice, en Houston, Texas.
Las evidencias que respaldan esta idea están creciendo. Por ejemplo, estudios en mellizos sugieren que las opiniones sobre una larga lista de temas, desde la inclusión de la religión en las escuelas hasta los derechos de los homosexuales, pueden tener un importante componente genético. Los neurocientíficos también sostienen que liberales y conservadores tienen distintos patrones de actividad cerebral .
Pero la idea de que la política está en parte determinada por nuestros genes no es totalmente nueva. En 2005, Alford publicó un trabajo en el que analizaba dos décadas de estudios en genética del comportamiento, incluida una gigantesca base de datos con las opiniones políticas de 30.000 pares de mellizos de Virginia. Según el estudio publicado en American Political Science Review , los gemelos tenían más probabilidades que los mellizos de dar las mismas respuestas a preguntas sobre política. Por ejemplo, acerca de si la propiedad debería ser gravada, cuatro quintos de los gemelos daban la misma respuesta que dos tercios de los mellizos.
¿Cómo se explica? Bueno, dado que los mellizos idénticos tienen los mismos genes mientras los no idénticos sólo comparten la mitad, esto sugiere que la respuesta debe de tener una influencia genética.
Frank Sulloway, psicólogo de la Universidad de California en Berkeley, respalda la idea de que la herencia puede influir en las actitudes políticas, pero admite que los resultados pueden parecer extraños. "No hay un gen para sentir disgusto por los hippies", afirma.
El caso es que algunos genes les dan forma a rasgos de la personalidad, y ésta a su vez está vinculada con la posición política. En 2003, el equipo dirigido por el psicólogo John Jost, de la Universidad de Nueva York, realizó una revisión de 88 estudios que abarcaban a más de 20.000 personas de 12 países para intentar hallar una correlación entre personalidad e inclinación política. Los resultados, publicados en American Psychologist , demostraron la existencia de una gran cantidad de conexiones intrigantes.
Las personas que tenían mucho miedo a la muerte, por ejemplo, tenían cuatro veces más posibilidades de apoyar posiciones conservadoras, mientras que los que expresaban interés en tener nuevas experiencias tendían a ser liberales. El trabajo de Jost también hacía notar que los conservadores prefieren pinturas, poemas y canciones menos ambiguos.
Sin embargo, nadie pudo identificar aún un gen que, por ejemplo, estuviera relacionado con el liberalismo o el conservadurismo, aunque el especialista en ciencias políticas James Fowler, de la Universidad de California, en San Diego, opina que es la decisión de votar, en lugar de quedarse en la casa el día de elecciones, lo que tendría origen genético.
Es evidente que el acto de votar posee una dimensión emocional. Por ejemplo, los votantes tienen algún grado de confianza en su candidato. Esto sugiere que podrían estar involucrados dos genes muy estudiados: el 5HTT y el MAOA, que participan en el control de los niveles de la serotonina, un neurotransmisor que influye en las áreas cerebrales relacionadas con la confianza y la interacción social.
Las personas que poseen versiones más eficientes de ambos genes tienden a ser más sociables. Según la hipótesis de Fowler, esas personas deberían ser más propensas a votar. En un estudio publicado en The Journal of Politics, Fowler lo confirma. Con datos sobre 2500 estadounidenses demostró que aquellos con versiones del gen MAOA capaces de regular mucho mejor el neurotransmisor son 1,3 veces más propensas a votar que los que tienen una versión menos eficiente. El 5HTT por sí solo no mostró semejante efecto.
Muchos otros genes podrían también influir en las decisiones políticas. En abril último, durante la reunión anual de la Midwest Political Science Association , en Chicago, Ira Carmen, de la Universidad de Illinois, en Urbana-Champaign, habló sobre el gen D4DR, que regula los niveles de otro neurotransmisor: la dopamina. En exceso, ésta puede provocar el trastorno obsesivo- compulsivo. Por lo tanto, Carmen sostuvo que podría estar relacionada con la necesidad de imponer orden en el mundo. Si esto es así, los portadores más frecuentes de esas variaciones del D4DR deberían ser los conservadores.
Y los caidos en Iraq.....etc etc...nada? (ya se, es una reflexion naïf, pero en eso ando)
MIAMI (AFP).- Un proyecto que busca prohibir en las escuelas de Florida el uso de pantalones tan bajos que dejan ver la ropa interior avanza en el Congreso de este estado sureño, luego de que la cruzada contra esta moda juvenil ya ganara batallas en otros estados.
El proyecto de ley -que fue presentado por un grupo de senadores demócratas y que ya logró su aprobación en el Senado estatal- prevé una pena máxima de diez días de suspensión para estudiantes que, después de dos advertencias, reincidan y asistan a la escuela con los pantalones caídos y la ropa interior a la vista.
"El proyecto está ahora bajo consideración de la Cámara de Diputados" de Florida, informaron voceros de la oficina del senador Gary Siplin, uno de los impulsores de la iniciativa.
En Dallas (Texas) y en Atlanta (Georgia) también se están analizando medidas similares.
Por su parte, la ciudad de Opa Locka, al norte de Miami, ya aprobó una prohibición al uso de los pantalones que dejen a la vista la ropa interior en edificios públicos. Desde entonces, quienes no cumplen con la disposición son obligados a salir de los establecimientos.
También en la ciudad sureña de Delcambre, en Luisiana, los pantalones caídos han sido prohibidos. Pero la pena es allí mucho mayor: un infractor puede llegar a pagar una multa de 500 dólares o pasar seis meses preso.
La moda de los llamados baggy pants, que se extendió en los Estados Unidos en los años noventa, fue iniciada por jóvenes que salían de centros de detención en donde eran obligados, por seguridad, a permanecer sin cinturones y, por ende, con los pantalones bajos.
“No puedo repudiarlo como no puedo repudiar a la comunidad negra. No puedo repudiarlo, como no puedo repudiar a mi abuela blanca – una mujer que ayudó a criarme, una mujer que se sacrificó una y otra vez por mi, una mujer que me ama como a nada en el mundo, pero una mujer que confesó su miedo a los hombres negros que pasaban cerca de ella en las calles y que en más de una ocasión ha dicho estereotipos raciales o étnicos que me han hecho sentir muy avergonzado. Esta gente son parte mía y de América, este país que amo.
(…) Para los hombres y mujeres de la generación de Wright los recuerdos de humillación, duda y miedo no se han desvanecido, como tampoco lo hizo el enojo y el resentimiento. El enojo puede no ser expresado en público, frente a compañeros de trabajo o amigos blancos. Pero si se expresa en la peluquería de barrio o en la mesa de la cocina. (…) Y ocasionalmente llega a la Iglesia los domingos a la mañana.
(…) Esta ira no siempre es productiva; de hecho casi siempre nos distrae de la resolución de problemas (..) Pero la ira es real; es poderosa; y simplemente desear que desaparezca, condenarla sin entender sus raíces, solo sirve para agrandar el abismo de malentendidos que existen entre las razas.”
Hay una parte sobre la "autoyuda" que me llamó la atención:
"Conseguí en la iglesia del Reverendo Wright la esparanza, tan americana y , si conservadora" de la autoayuda. Pero la autoayuda tiene sus límites. El individuo precisa cambiar, pero no puedep erder nunca la esperanza de que la socidedad haga lo mismo"
No encontré todo el discurso en español, si alguien sabe por dónde está avise en los comentarios o envíe un mensaje a:
enviolibros#gmail.com (reemplace # por @).
Ojalá que haya un cambio..Y valiente Obama.
Dejaron en los comentarios partes del discurso de Obama, lo que dice sobre la autoayuda, según lo que enviaron dice:
(…) Irónicamente, esta noción esencial de autoyuda norteamericana -y si, conservadora- se expresaba frecuentemente en los sermones del Reverendo Wright. Pero lo que mi anterior pastor solía no entender, es que embarcarse en un programa de autoayuda también requiere la capacidad de creer que la sociedad puede cambiar. (…)
En inglés dijo:
Ironically, this quintessentially American - and yes, conservative - notion of self-help found frequent expression in Reverend Wright's sermons. But what my former pastor too often failed to understand is that embarking on a program of self-help also requires a belief that society can change.
Los editores de libros de autoayuda no estarán contentos con este pasaje del discurso de Obama, hay mucha venta con la historia de que sólo con la fuerza de voluntad es posible cambiar, que no importa el resto.
Obama dice que no sólo es necesario el deseo de cambio individual, también tiene que existir el deseo de cambio de la sociedad.
Algo estará cambiando en el Imperio???, ojalá que si.
Si quiere colaborar con el proyecto de "El Séptimo Círculo":
Fíjese qué libros puede encontrar que no hayan sido cargados en la carpeta 4shared de arriba.
Si tiene alguno que no esté en la carpeta 4shared donde estamos cargándolos (están identificados con el nro. que corresponde al catálogo de "El Séptimo Círculo"), envíelo a:
betty.g#gmail.com (reemplacen # por @)
Catálogo de "El Séptimo Círculo" (no están todos en la carpeta 4shared en cuestión)
Nº
Autor
Titulo
1
Nicholas Blake
La bestia debe morir
2
John Dickson Carr
Los anteojos negros
3
Michael Innes
La torre y la muerte
4
Anthony Gilbert
Una larga sombra
5
James M. Cain
Pacto de sangre
6
Milward Kennedy
El asesino de sueño
7
Vera Caspary
Laura
8
Milward Kennedy
La muerte glacial
9
Anton Chejov
Extraña confesión
10
Richard Hull
Mi propio asesino
11
James M. Cain
El cartero llama dos veces
12
Eden Phillpotts
El señor Digweed y el señor Lumb
13
Nicholas Blake
Los toneles de la muerte
14
Enrique Amorim
El asesino desvelado
15
Graham Greene
El ministerio del miedo
16
Clifford Witting
Asesinato en pleno verano
17
Patrick Quentin
Enigma para actores
18
John Dickson Carr
El crimen de las figuras de seda
19
Anthony Gilbert
La gente muere despacio
20
James M. Cain
El estafador
21
Patrick Quentin
Enigma para tontos
22
E. C. R. Lorac
La sombra del sacristán
23
Wilkie Collins
La piedra lunar
24
Cora Jarret
La noche sobre el agua
25
H. F. Heard
Predilección por la miel
26
Michael Innes
Los otros y el rector
27
Leo Perutz
El maestro del Juicio Final
28
Nicholas Blake
Cuestión de pruebas
29
Lynn Brock
En acecho
30
Wilkie Collins
La dama de blanco, 2 tomos
31
Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo
Los que aman, odian
32
Anthony Gilbert
La trampa
33
John Dickson Carr
Hasta que la muerte nos separe
34
Michael Innes
¡Hamlet, venganza!
35
Nicholas Blake
¡Oh envoltura de la muerte!
36
E. C. R. Lorac
Jaque mate al asesino
37
John Dickson Carr
La sede de la soberbia
38
Eden Phillpotts
Eran siete
39
Patrick Quentin
Enigma para divorciadas
40
John Dickson Carr
El hombre hueco
41
Lynn Brock
La larga búsqueda del señor Lamousset
42
Eden Phillpotts
Los rojos Redmayne
43
Richard Keverne
El hombre del sombrero rojo
44
Raymond Postgate
Alguien en la puerta
45
Anthony Gilbert
La campana de la muerte
46
Nicholas Blake
El abominable hombre de nieve
47
Robert Player
El ingenioso señor Stone
48
Manuel Peyrou
El estruendo de las rosas
49
Raymond Postgate
Veredicto de doce
50
Patrick Quentin
Enigma para demonios
51
Patrick Quentin
Enigma para fantoches
52
John Dickson Carr
El ocho de espadas
53
R. C. Woodthorpe
Una bala para el señor Thorold
54
H. F. Heard
Respuesta pagada
55
Michael Innes
El peso de la prueba
56
H. F. Heard
Asesinato por reflexión
57
Anthony Gilbert
¡No abras esa puerta!
58
James Hilton
¿Fue un crimen?
59
Anthony Berkeley
El caso de los bombones envenenados
60
John Dickson Carr
El que susurra
61
Patrick Quentin
Enigma para peregrinos
62
Anthony Berkeley
El dueño de la muerte
63
Patrick Quentin
Corrriendo hacia la muerte
64
John Dickson Carr
Las cuatro armas falsas
65
Anthony Gilbert
Levante usted la tapa
66
Peter Curtis
Marcha fúnebre en tres claves
67
Anthony Gilbert
Muerte en el otro cuarto
68
Sidney Fowler
Crimen en la buhardilla
69
Varios
El Almirante Flotante (en colaboración)
70
John Dickson Carr
El barbero ciego
71
Donald Henderson
Adios al crimen
72
Graham Greene
El tercer hombre y El ídolo caído
73
Edgar Lustgarden
Una infortunada más
74
John Dickson Carr
Mis mujeres muertas
75
Clifford Witting
Medida para la muerte
76
Nicholas Blake
La cabeza del viajero
77
Michael Burt
El caso de las trompetas celestiales
78
Charles Dickens
El misterio de Edwin Drood, prólogo de G. K. Chesterton
79
Cyril Hare
Huésped para la muerte
80
Eden Phillpotts
Una voz en la oscuridad
81
Marten Cumberland
La punta del cuchillo
82
Michael Valbeck
Caídos en el infierno
83
L. A. G. Strong
Todo se derrumba
84
Will Ousler
Legajo Florence White
85
Hugh Walpole
En la plaza oscura
86
Richard Hull
Prueba de nervios
87
Patrick Quentin
El buscador
88
Bernice Carey
El hombre que eludió el castigo
89
Elizabeth Eastman
El ratón de los ojos rojos
90
Margaret Millar
Pagarás con maldad
91
Nicholas Blake
Minuto para el crimen
92
Edgar Lustgarden
Veredictos discutidos
93
Norman Berrow
Peligro en la noche
94
John Dickson Carr
Los suicidios constantes
95
Michael Burt
El caso de la joven alocada
96
Fernand Crommelynck
¿Es usted el asesino?
97
Guy Des Cars
El solitario
98
Michael Burt
El caso del jesuita risueño
99
Vera Caspary
Bedelia
100
Thomas Walsh
Pesadilla en Manhattan
101
Richard Hull
El asesino de mi tía
102
Alexander Rice Guinness
Bajo el signo del odio
103
Josephine Tey
Brat Farrar
104
John Dickson Carr
La ventana de Judas
105
Margaret Millar
Las rejas de hierro
106
Anna Mary Wells
Miedo a la muerte
107
John Dickson Carr
Muerte en cinco cajas
108
Vera Caspary
Más extraño que la verdad
109
C. S. Forester
Cuenta pendiente
110
John Dickson Carr
La estatua de la viuda
111
Gregory Tree
Una mortaja para la abuela
112
Josephine Tey
Arenas que cantan
113
Margaret Millar
Muerte en el estanque
114
Pierre Very
Los Goupi
115
J. C. Masterman
Tragedia en Oxford
116
Robert Parker
Pasaporte para el peligro
117
Eric Linklater
El señor Byculla
118
Nicholas Blake
El hueco fatal
119
Stanley Ellin
El crimen de la callle Nicholas
120
Eden Phillpotts
El cuarto gris
121
Marjorie Stafford
La muerte toca el gramófono
122
Eric Warman
Blando por dentro
123
María Angélica Bosco
La muerte baja en el ascensor
124
Edward Atiyah
La línea sutil
125
Julian Symons
El círculo se estrecha
126
L. A. G. Strong
Scolombe muere
127
William March
Simiente perversa
128
Robert Burns
Soy un fugitivo
129
Mary Fitt
Claves para Christabel
130
Nicholas Blake
Susurro en la penumbra
131
Vera Caspary
El falso rostro
132
Richard Katz
El caso más difícil
133
Julian Symons
El 31 de febrero
134
Serge Groussard
La mujer sin pasado
135
Cyril Hare
Un crimen inglés
136
Anthony Boucher
El siete del calvario
137
Charlotte Jay
El ojo fugitivo
138
H. F. M. Prescott
El muerto insepulto
139
Patrick Quentin
Mi hijo, el asesino
140
Patrick Quentin
El bígamo
141
John Dickson Carr
El reloj de la muerte
142
Josephine Tey
El muerto en la cola
143
Edmund Crispin
El caso de la mosca dorada
144
Nina Bawden
Trasbordo a Babilonia
145
Nicholas Blake
La maraña
146
Marten Cumberland
La puerta de la muerte
147
Patrick Quentin
El hombre en la red
148
Nicholas Blake
Fin de capítulo
149
John Dickson Carr
Patrick Butler por la defensa
150
Beverly Nichols
Los ricos y la muerte
151
Patrick Quentin
Circunstancias sospechosas
152
Edin Lanham
Asesinato en mi calle
153
Cyril Hare
Tragedia en la justicia
154
Robert Harling
La columnata interminable
155
Cornell Woolrich (William Irish)
Violencia
156
Patrick Quentin
La sombra de la culpa
157
Nicholas Blake
Un puñal en mi corazón
158
Roy Fuller
Fantasía y fuga
159
Nicholas Blake
El crucero de la viuda
160
Margaret Millar
Las paredes oyen
161
Raymond Chandler
La dama del lago
162
E. C. R. Lorac
Muerte por triplicado
163
Patrick Quentin
El monstruo de ojos verdes
164
Wallace Reyburn
Tres mujeres
165
Vera Caspary
Evvie
166
Alex Fraser
Lugares oscuros
167
Beverly Nichols
Asesinato a pedido
168
Julian Symons
La senda del crimen
169
Patrick Quentin
Vuelta a escena
170
John Dickson Carr
Pese al trueno
171
Nicholas Blake
El gusano de la muerte
172
Margaret Millar
Semejante a un ángel
173
Max Duplan
Sanatorio de altura
174
Laurence Payne
Claro como el agua
175
Vera Caspary
El marido
176
Wade Miller
El arma mortal
177
Patrick Quentin
La angustia de Mrs. Snow
178
Marten Cumberland
Y luego el miedo
179
James Hadley Chase
Un loto para Miss Quon
180
Hillary Waugh
Nacida para víctima
181
John Burke
La parte culpable
182
Nicholas Blake
La burla siniestra
183
James Hadley Chase
¿Hay algo mejor que el dinero?
184
Thomas Walsh
Un ladrón en la noche
185
James Hadley Chase
Un ataúd desde Hong Kong
186
Hillary Waugh
Apelación de un prisionero
187
Maurice Moiseiwitsch
Besa al ángel de las tinieblas
188
Ross Macdonald
El escalofrío
189
Patrick Quentin
Peligro en la casa vecina
190
Thomas Walsh
Esconder a un canalla
191
Patrick Quentin
Trasatlántico "Asesinato"
192
Edwin Lanham
No hay escondite
193
Howard Fast
El ángel caído
194
John Dickson Carr
Fuego que quema
195
Ben Healey
Al acecho del tigre
196
Patrick Quentin
El esqueleto de la familia
197
Nicholas Blake
La triste variedad
198
Herbert Brean
Los rastros de Brillhart
199
James Hadley Chase
Un ingenuo más
200
Ross Macdonald
Dinero negro
201
Hillary Waugh
La joven desaparecida
202
James Hadley Chase
Una radiante mañana estival
203
John Bingham
Un fragmento de miedo
204
John Dickson Carr
El codo de Satanás
205
James Hadley Chase
La caída de un canalla
206
Ross Macdonald
El otro lado del dólar
207
Nicholas Freeling
Cañones y manteca
208
Nicholas Blake
La mañana después de la muerte
209
James Hadley Chase
Fruto prohibido
210
James Hadley Chase
Presuntamente violento
211
Nicholas Blake
La herida íntima
212
Hillary Waugh
El hombre ausente
213
James Hadley Chase
La oreja en el suelo
214
Nicholas Blake
Fin de capítulo
215
Hillary Waugh
30 Manhattan East
216
Nicholas Beverley
Los ricos y la muerte
217
Ross MacDonald
Enemigo insólito
218
John Dickson Carr
Oscuridad en la Luna
219
John D MacDonald
El fin de la noche
220
John Boland
El derrumbe
221
James Hadley Chase
Trato hecho
222
Nicholas Freeling
¡Tsing-Boum!
223
Hillary Waugh
Corra cuando diga:¡ya!
224
James Hadley Chase
Y ahora querida...
225
Hillary Waugh
Muerte y circunstancia
226
Hillary Waugh
Veneno puro
227
Ross Macdonald
La mirada del adios
228
John D MacDonald
La única mujer en el juego
229
Ellery Queen
Besa y mata
230
Ellery Queen
Asesinatos en la Universidad
231
James Hadley Chase
El olor del dinero
232
Cornell Woolrich (William Irish)
Plazo: Al amanecer
233
Paul Andreota
Zigzags
234
Piero Chiara
Los jueves de la señora Julia
235
Ben healey
Las mujeres se dedican al crimen
236
Margaret Millar
Sólo monstruos
237
John Dickson Carr
Mediodía de espectros
238
John A. Graham
Algo en el aire
239
Joseph Harrington
El último timbre
240
James Hadley Chase
Un agujero en la cabeza
241
Sidney Sheldon
Cara descubierta
242
Cornell Woolrich (William Irish)
No quisiera estar en tus zapatos
243
John A. Graham
El robo del Cezanne
244
Ross MacDonald
Costa Bárbara
245
Michael Z. Lewin
Acertar con la pregunta
246
Paul Andreota
El pulpo
247
John Dickson Carr
Mansión de muerte
248
James Hadley Chase
Peligroso si anda suelto
249
Robert Garret
El fin de la persecución
250
Vera Caspary
Retrato terminado
251
Cornell Woolrich (William Irish)
La dama fantasma
252
James Hadley Chase
Si deseas seguir viviendo
253
John Craig
¿Quieres ver a tu mujer otra vez?
254
Lillian O' Donell
El teléfono llama
255
Michael Collins
Acto de terror
256
Stanley Ellin
El hombre de ninguna parte
257
David Anthony
La organización
258
Michael Gilbert
El cadaver de una chica
259
Michael Collins
La sombra del tigre
260
Richard Neely
El síndrome fatal
261
Bill Pronzini
¡Pánico!
262
Victor Canning
Peón dama
263
David Anthony
Sangre a la luz de la luna
264
Cornell Woolrich
Cita en la Oscuridad
265
James Hadley Chase
Estas solo cuando estas muerto
266
David Anthony
Sangre a la luz de la luna
267
James Hadley Chase
Sin dinero, a ninguna parte
268
Richard Neely
La amante japonesa
269
Lillian O'Donnell
No uses anillo de boda
270
James Hadley Chase
Acuestala sobre los lirios
271
Kennetth Royce
El hombre xyy
272
Victor Canning
La efigie derretida
273
Stanley Ellin
La especialidad de la casa
274
Gregory Cromwell Knapp
La estrangulación
275
Robert Dennes
El sudor del miedo
276
Dwight Steward
Acupuntura y muerte
277
Arthur Maling
Ding dong
278
Stanley Ellin
Castillo de naipes
279
Roger Ivnees
El llanto de Némesis
280
Lettice Cooper
Te en domingo
281
Raymond Chandler
Asesino en la luvia
282
David Westheimer
La cabeza olmeca
283
Victor Canning
Cresta roja
284
James Hadley Chase
El biutre paciente
285
Michael Collins
El grito silencioso
286
Peter Dickinson
El oráculo envenennado
287
James Hadley Chase
Con las mujeres nunca se sabe
288
John D Macdonald
Cielo Trágico
289
Reg Gadney
Luchar por algo
290
James Hadley Chase
Hay un hippie en la carretera
291
John Bingham
Cinco accesos al paraíso
292
Cornell Woolrich (William Irish)
La novia vestia de luto
293
John D Macdonald
Lamento turquesa
294
John Godey
La muerte del año
295
Bill Pronzini
Prisionero en la nieve
296
Dick Francis
Golpe final
297
Lillian O' Donell
Traficantes de niños
298
Cornell Woolrich (William Irish)
Serenata del estrangulador
299
James Hadley Chase
Un as en la manga
300
David Anthony
La dama de medianoche
301
Walter Kempley
Calculo de probabilidades
302
Victor Canning
La marca de Kingsford
303
Lillian O' Donell
Disque 577
304
James Hadley Chase
Peces sin escondite
305
Kyril Bonfiglioli
No me apuntes con eso
306
Kenneth Royce
Operación leñador
307
Victor Canning
El esquema Rainbird
308
Stanley Ellin
La fortaleza
309
Kenneth Royce
En el hampa
310
Dereck Marlowe
La hermana de alguien
311
James Hadley Chase
Toc toc quien es
312
Victor Canning
La máscara del recuerdo
313
Nicholas Meyer
Práctica de tiro
314
James Hadley Chase
Si usted cree esto
315
Richard Neely
Mientras el amor duerme
316
Gavin Lyall
El pais de judas
317
James Hadley Chase
Muerase, por favor
318
John Godey
La hora azul
319
Dick Francis
En el marco
320
Margaret Millar
Pregunta por mi mañana
321
Peter Lovesay
Figura de cera
322
Hillary Waugh
Una novia para Hampton House
323
Lillian O'Donnell
Trabajo mortal
324
Arthur Maling
Juego Diabolico
325
Stanlei Ellin
Viaje a Luxemburgo
326
Rex Stout
Asunto de familia
327
Martha Albrand
Zurich / AZ 900
328
Simon Brett
Por orden de desaparicion
329
James Hadley Chase
Considerate muerto
330
El caballo de Troya
Hammond Innes
331
John Bingham
Amo y mato
332
James Hadley Chase
Tengo los cuatro ases
333
Dick Francis
Olimpiada en Moscu
334
Margaret Millar
El asesinato de Mrs Shaw
335
Joe Gores
Al estilo Hammett
336
Hilary Vaugh
Un loco en mi puerta
337
Donald Hamilton
Los ejecutores
338
Kenneth Royce
El toque de Satan
339
Alain Demouzon
Crimenes imperfectos
340
Cornell Woolrich
El negro sendero del miedo
341
Kyril Bonfigliori
Detras de un revolver
342
Stanley Ellin
La estrella deslumbrante
343
Kay Nolte Smith
La espectadora
344
Dick Francis
Riesgo mortal
345
Ngaio Marsh
La foto en el cadaver
346
Hugh Macleave
Ningun rostro en el espejo
347
Gene Thompson
La prueba decisiva
348
Ellis Peters
Un cadaver de más
349
Allain Demouzon
El largo tunel
350
J. Crouley
Cambio rapido
351
Donald Hamilton
Los envenenadores
352
Ian Stewart
Huelga fraguada
353
B. M. Gill
Victimas
354
Leo Bruce
El caso de la muerte entre las cuerdas
355
H. Paul Jeffers
Asesinato en el club
356
Leo Bruce
El caso para tres detectives
357
Andrew Garve
Contragolpe
358
Josephine Bell
Y si viniera el lobo
359
Peter May
Rostros ocultos
360
Simon Brett
Tanta sangre
361
Leo Bruce
Un caso para el sargento Beef
362
Peter Lovesay
El falso inspector Deew
363
Lionel Black
Rescate para un desnudo
364
Leo Bruce
Cabeza a cabeza
365
Liza Cody
Engaño
366
Donald Hamilton
Los intimidadores
367
Leo Bruce
Sangre fria (*)
(*) nota: en la contraportada del nº 366 se anuncia esta novela que nunca llegó a aparecer, es un número fantasma.
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No se bien cuáles están dando vueltas por ahí, si quiere fijarse y enviárnoslo lo ponemos a disposición de todos como hicimos con la
Santiago Klein se despertó súbitamente. Dato que no sería curioso sino fuera porque Santiago Klein tiene una rutina austeramente delineada para todos los minutos de los días que le restan de su vida. A ver, se pregunta: ¿soñamos? Típico el uso del plural en este Licenciado en Filosofía que se dedica a traducir cuanto escrito merezca ser traducido y sobrevuele el tocador de Angelita, el escritorio del abuelo Yago, las alfombras persas que compró en el Once, la biblioteca Tudor y llegue -Ruta Domínguez, mediante- a sus expertas manos de cazador de sentidos y despanzurrador de metáforas. El plural, además, lo ayuda a no sentirse tan solo, comprometiendo en aciertos y errores a sus molestos ángeles tutelares que azuzan su bizarría mental para encontrar el término justo, la respiración de un texto acorde a lo que él, Santiago Klein, pretende hacerle decir a un autor. ¿Soñamos?, repite. No, no soñamos. Ni una imagen, ni un recuerdo que lo haya apesadumbrado durante la noche. Miró el reloj. Un Longines de viaje. Cuadrante de porcelana, tapita-soporte en ochava, ánfora horizontal. Un leve movimiento, señores y plac, sándwich de oro blanco y cuero, con tiempo infalible y segundero lunar tanto para la cartera de la dama como el bolsillo del caballero. ¿Y entonces? ¿Por qué nos despertamos como nos despertamos? Vaya uno a saber. Mejor no pensar tanto y darse una ducha. El pensar roba el mirar, parafrasea Santiago a Juarroz y enfila hacia el baño como todas las mañanas desde que Angelita. Bruscamente tiembla, el rostro tirante, las piernas que dudan. Y los dedos de la mano, ay. ¿Qué nos pasa, vamos? ¿Qué nos está pasando? Santiago mira la puerta del baño y ve una cosa inquietante. Ve a Magritte en marrón quebrado y el hoyo, la silueta oscura recortada en la horrible puerta, como invitando al infierno. Nos cayó mal la cerveza, no tenemos que tomar cerveza y mucho menos de noche, piensa Santiago y se dice: avanti. El Ruta Domínguez llegará en cualquier momento, si es que larga alguna vez la calle y se dispone a trabajar como quedamos. Ruta tramposo. Con el cuento de entregar los diarios me deja todo el balurdo. Y yo solo no puedo, es mucha responsabilidad. Más con este autor endemoniado y casi oculto. Para nosotros al menos, se martiriza Santiago… Gilles Deleuze ¿Quién te conoce? Logiques du Sens–1969. Me las vas a pagar, Ruta, me traés cada incongruencia. Oia, esto es una incongruencia –se dice- el baño que estoy mirando, porque no es el baño que conozco, paremos. Santiago se para a mirar. En este lugar la cortina tiene mariposas, en el suyo veleros. La ventana tiene persiana de chapa, la suya es de roble. El espejo está a la derecha, el de él a la izquierda. Y el inodoro, buéh, el inodoro podría ser el mismo en ambos lados. ¿Ambos lados? Santiago siente un espasmo pero, esta vez, más continuado que le entumece el pecho. Se dobla como una ménsula y percibe –entre el susto y el dolor- que ha quedado frente a un espejo que atrasa. O sea, que lo muestra a él cuando tenía treinta años. O sea, que se ve joven y perfecto como cuando Angelita. O sea, que estamos diciendo pavadas. Angelita se fue hace mucho tiempo. Y ningún espejo puede atrasar, ningún ser humano puede verse con diez años menos y ningún baño puede metamorfosearse en esta letrina infecta, porque yo, Santiago Klein, vivo decentemente y estoy esperando al Ruta para que me ayude con ese Deleuze. Otra contracción. Por eso manotea el toallero heredado de su madre. Y así como ya no hay madre –cosa habitualmente creíble- tampoco hay toallero para sostenerse –cosa extremadamente improbable- O impensada, o mendaz como haber caído de boca en esa porquería de suelo que no es el suelo de su baño, porque en su baño hay mosaico italiano y aquí hay tierra apestada de aguas servidas, papeles usados y olor a mierda. Santiago se pone de pie. Sacude la cabeza como una maraca, como un frasco de arroz. El Ruta va a llegar dentro de poco y no nos puede ver así, exasperados por lo del baño y un ruido insólito que se filtra del estudio, donde está el escritorio del abuelo Yago y ese intrincado ensayo Logique du Sens-1969. Dejemos el baño para otro momento. Una buena taza de café a la turca (especialidad de Santiago, según El Ruta y Facundito) y abrir la ventana como todos los días. Ahora que lo mencionamos, Facundito hace una semana que no viene. Y eso que le dijimos que era urgente. No hay caso, los pibes están en cualquier cosa. Tienen la cabeza en las bikinis de la revista Gente. Ay, con la juventud. Incumplidores, impuntuales y atolondrados. Pero le gusta nuestro café turco, Santiago, como las minas de muslos fuertes al Ruta, que ya está empezando a preocuparnos por su tardanza. Santiago va a la cocina con la mejor buena fe, intención que la buena fe no parece devolverle porque, antes de doblarse otra vez como un alambre, ve con miedo –ya empezando a tener en verdad miedo- que la cocina no tiene ninguna cocina, salvo una hornalla a garrafa, y mucho menos una cafetera para hacer café; ni turco, ni irlandés ni café a secas. Calmémonos. Nada ha cambiado, nada. Ideas súbitas que asaltan nuestro humor un poco umbrío por un año más sin Angelita, cuando Angelita nos dejó solos por lo del canario. “No quiero aquí pájaros encerrados” dijo. Y abrió la jaula, lo dejó ir. Pesado y con dudas, caminando se fue. Los canarios no son de exteriores, discutieron a muerte. Pero no hubo caso. Angelita y su inútil sentido de la libertad. El dolor le atenaza el tórax, no puede respirar. Ruta, Ruta, para cuándo, mirá si es un infarto, la culpa que te va a quedar. Pero la cocina, el baño. Mejor vamos al estudio, Santiago Klein… El escritorio del abuelo Yago estaba. Igualito a sí mismo, sin cambios aparentes. Al fin, al fin, cantamos. Ningún fin, ninguno, porque de la biblioteca Tudor ni noticias. ¿Y mis libros, mis colecciones y mis enciclopedias? pensó Santiago algo repuesto del ataque que había aflojado, cierto, pero que por alguna razón irrazonable, esperaba nuevamente en cualquier sitio. ¿Dónde está la biblioteca con nuestros volúmenes y nuestros diccionarios? Y ese ruido insólito que brota de un rincón oscuro, ese dolor que estalla en su cabeza y en su vientre. El Ruta se entretuvo repartiendo diarios, piensa. A Facundito ya lo daba por perdido. Es inútil, va a tener que ir él mismo a la Biblioteca Nacional. Dos pavadas le pidió, ni un llamado, caramba. El dolor se agranda… se agranda... ¿Qué pasa en ese rincón? Nada, nada pasa. Está oscuro debido a la cortina. Y detrás de la cortina está el balcón terraza. Con los ficus y los potus. Cierto que era el rincón preferido de Angelita. Y para colmo la cortina la hizo ella. Lo mejor va a ser abrirla y que entre aire, que la casa respire. Como Santiago, que precisa respirar, será posible, alivianarse de un dolor incomprensible como todo esto, la biblioteca Tudor, el piso del baño, la cafetera. Y el Ruta, maldito Ruta. Suena el teléfono. Su teléfono de baquelita negra, ring. Otra herencia de mamá y no me jodas Facundito con cambiarlo, ring, a mí dejame de plásticos mantequitas, ring. Santiago no atiende. La puntada se le expande al brazo izquierdo y no piensa mover un músculo más. Aclarémonos, estoy en casa. Tenemos trabajo y radio para amenizar. Es un día cualquiera, como tantos días desde que Angelita. El Ruta estará estacionando el Citroën y Facundito sino llega hoy, llega mañana. Punto y aparte. Calla el teléfono. Santiago gira en redondo con la responsable idea de ponerse a trabajar. Trabajemos que se pasa todo: el tiempo, el dolor, el ruido (ese estúpido ruido) y ya el Ruta contándonos sus heroicidades. El pensar roba el mirar cita Santiago a Juarroz, nada de dispersarnos. Radio, música sacra, justo lo que me hacía falta y se dobla, se cae al piso del estudio pero no a la alfombra persa comprada en el Once, ring, ningún libro de consulta pero sí Gilles Deleuze en el escritorio del abuelo Yago, ring. Tenemos que pararnos, tenemos que traducir Logique du Sens-1969, ring, miremos el escrito, es un día como tantos, el calendario el calendario, ring… correr las cortinas, asomarse duro de dolor al balcón terraza, el escrito que de pronto chorrea tinta, ring, tinta roja como el tango paredón tinta roja y el Ruta, ring, Santiago aferrado al balcón, doblándose en el balcón y en la radio no más música sacra, ring, en la radio ese estúpido ruido, ring, esas malditas palabras comunicado número uno, ring, y el calendario es un 24 de marzo, ring, y Santiago cayendo a la nada, ring, y el año es 1976, ring, ring, ring…
El folleto no lo tenemos, quién sabe aparezca por ahí, lo que encontré es:
"La leche cuajada limpia el organismo del hombre; dentro de él, ensancha su vida. Los mayores arcanos suelen estar a nuestro alrededor; también algunas maravillas; la costumbre excusa la conciencia, miramos sin ver y, lo que es peor, creyendo que nada queda por ver y vamos a lo remoto, menos inalcanzable que lo inmediato, en busca de esfinges y de maravillas. El elixir de la larga vida, de los cuentos y de algunas débiles fallas de nuestra desesperanza, es por todos conocido: la leche cuajada, alimento de Matusalén"
En googlebooks aparece un libro que cita algunos pasajes del folleto pero no todo el folleto:
Y bueno, si alguien tiene todo el folleto y quiere compartirlo ya sabe nuestra dirección:
enviolibros#gmail.com
Si nadie lo tiene...Es difícil que aparezca.
E.G.
Otra tapa del folleto de La Martona escrito por Borges-Bioy
El huevo en la alimentación, creo que está escrito sólo por Bioy
En una primera versión sostenía:
"El consumo no afecta al hígado, siempre y cuando no se supere una dosis diaria de treinta huevos".
"Emblema de la creación del Universo y del origen de todas las cosas, símbolo de la obra sagrada"
Suena un poquito näif despues de tantos años, pero sigue siendo enternecedor este texto
Una mujer alterada no es una loca. Suponiendo que a las mujeres también nos consideren personas. Una mujer alterada es una persona que está cambiando. Y creo que fue Borges quien dijo que los únicos que nunca cambian son los tontos y los muertos. Si bien es cierto que una cosa es sufrir un cambio y otra muy distinta es hacérselo sufrir a otros, convengamos que uno cambia cuando no soporta más lo que le pasa, por mucho que les pese a los que no puedan soportarlo. Así, la que hasta ayer te esperaba despierta, te cambia la cerradura;la que te esperaba dormida, se compra portaligas; la que veía siete telenovelas, se anota en siete cursos; la que manejaba una empresa, se quiere ir a vivir en carpa; la que cuidaba a la suegra como a una madre, la interna en un geriátrico; la flaca se ponehecha una vaca y la gorda baja veinte kilos. En el medio, te van tratando de 'pirada', insatisfecha, ciclotímica, inmadura, egoísta y por supuesto, del peor de los insultos: feminista. Pero no todo es negro: muchos de nuestros cambios son recibidos con gran alegría por aquellos que nos rodean, como nuestro nuevo marido o nuestro viejo analista. Y no fue fácil para nosotras las mujeres descubrir que teníamos derecho a cambiar. Por largo tiempo pensamos que lo mejor hubiera sido ser otra. Hoy, que sabemos que hasta la más superada se come las uñas, estamos máscontentas con nosotras mismas. Cambiando lo que no nos gusta y no sólo los pañales o el rouge. Y lo logramos. En estos últimos años las mujeres cambiamos mucho. Antes, sólo estábamos obsesionadas por conseguir un marido. Ahora además, estamos estresadas por exigirnos logros profesionales, trastornadas por la culpa que nos provoca la maternidad y desesperadas por combatir la celulitis...!!! ES BUUUENO SER MUJERRRRR porque... Nos bajamos primero del Titanic... Podemos asustar a nuestros jefes hombres con excusas de misteriosos desordenes ginecológicos. Los taxis se detienen por nosotras. Tenemos la habilidad de vestirnos nosotras mismas y comprar nuestra propia ropa Podemos hablarle a la gente del sexo opuesto sin tener que imaginárnoslos desnudos. Hay veces en las que el chocolate realmente puede resolver nuestros problema. Nunca nos arrepentiremos de habernos perforado las orejas. Podemos deducir como es alguien con tan solo mirarle los zapatos. Podemos hacer comentarios sobre cuan tontos son los hombres en su presencia porque no están escuchando de todas maneras. Mujeres: Ellas sonríen cuando quieren gritar. Cantan cuando quieren llorar. Lloran cuando están felices y ríen cuando están nerviosas. Luchan por lo que quieren. No toman un 'no' por respuesta cuando creen que hay una mejor solución. Andan sin zapatos nuevos para que sus hijos puedan tener los suyos Van al médico con una amiga asustada. Aman incondicionalmente. Lloran cuando sus niños sobresalen y animan a sus amigos a que lo hagan. Se les rompe el corazón cuando muere un amigo. Sufren con la pérdida de un miembro de la familia, aunque son fuertes cuando creen haber perdido la fuerza. Saben que un beso y un abrazo pueden curar un corazón herido. Las mujeres vienen de todos los tamaños, colores y formas. Ellas manejan, vuelan, caminan, corren o escriben por correo electrónico para demostrarte cuánto les importas. El corazón de una mujer es lo que hace al mundo girar! Las mujeres hacen más que solo dar a luz: traen alegría y esperanza.