Nuestro apoyo a las tomas de los colegios en la Ciudad de Buenos Aires, posible lectura:"La Escuela de Noche" de Cortázar y sugerencias para descargar música y escribir una crónica.
“No puedo repudiarlo como no puedo repudiar a la comunidad negra. No puedo repudiarlo, como no puedo repudiar a mi abuela blanca – una mujer que ayudó a criarme, una mujer que se sacrificó una y otra vez por mi, una mujer que me ama como a nada en el mundo, pero una mujer que confesó su miedo a los hombres negros que pasaban cerca de ella en las calles y que en más de una ocasión ha dicho estereotipos raciales o étnicos que me han hecho sentir muy avergonzado. Esta gente son parte mía y de América, este país que amo.
(…) Para los hombres y mujeres de la generación de Wright los recuerdos de humillación, duda y miedo no se han desvanecido, como tampoco lo hizo el enojo y el resentimiento. El enojo puede no ser expresado en público, frente a compañeros de trabajo o amigos blancos. Pero si se expresa en la peluquería de barrio o en la mesa de la cocina. (…) Y ocasionalmente llega a la Iglesia los domingos a la mañana.
(…) Esta ira no siempre es productiva; de hecho casi siempre nos distrae de la resolución de problemas (..) Pero la ira es real; es poderosa; y simplemente desear que desaparezca, condenarla sin entender sus raíces, solo sirve para agrandar el abismo de malentendidos que existen entre las razas.”
Hay una parte sobre la "autoyuda" que me llamó la atención:
"Conseguí en la iglesia del Reverendo Wright la esparanza, tan americana y , si conservadora" de la autoayuda. Pero la autoayuda tiene sus límites. El individuo precisa cambiar, pero no puedep erder nunca la esperanza de que la socidedad haga lo mismo"
No encontré todo el discurso en español, si alguien sabe por dónde está avise en los comentarios o envíe un mensaje a:
enviolibros#gmail.com (reemplace # por @).
Ojalá que haya un cambio..Y valiente Obama.
Dejaron en los comentarios partes del discurso de Obama, lo que dice sobre la autoayuda, según lo que enviaron dice:
(…) Irónicamente, esta noción esencial de autoyuda norteamericana -y si, conservadora- se expresaba frecuentemente en los sermones del Reverendo Wright. Pero lo que mi anterior pastor solía no entender, es que embarcarse en un programa de autoayuda también requiere la capacidad de creer que la sociedad puede cambiar. (…)
En inglés dijo:
Ironically, this quintessentially American - and yes, conservative - notion of self-help found frequent expression in Reverend Wright's sermons. But what my former pastor too often failed to understand is that embarking on a program of self-help also requires a belief that society can change.
Los editores de libros de autoayuda no estarán contentos con este pasaje del discurso de Obama, hay mucha venta con la historia de que sólo con la fuerza de voluntad es posible cambiar, que no importa el resto.
Obama dice que no sólo es necesario el deseo de cambio individual, también tiene que existir el deseo de cambio de la sociedad.
Algo estará cambiando en el Imperio???, ojalá que si.
(…) Decidí ser candidato a Presidente en este momento en la historia porque creo profundamente que no podemos resolver los desafíos de nuestros tiempos a menos que lo hagamos juntos – a menos que perfeccionemos nuestra unión con la comprensión de que podemos tener diferentes historias, pero tenemos las mismas esperanzas; que podemos no vernos diferentes y venir de diferentes lugares, pero todos queremos ir en la misma dirección – hacia un mejor futuro para nuestros hijos y nietos. Esta creencia viene de mi absoluta fe en la decencia y generosidad de los estadounidenses. Pero también viene de mi propia historia. Soy hijo de un hombre negro de Kenia y una mujer blanca de Kansas. Fui criado con la ayuda de un abuelo blanco que sobrevivió la Gran Depresión para servir en el ejército de Patton durante la 2da Guerra Mundial y una abuela blanca que trabajaba en una línea de asemblaje de bombas en Fort Leavenworth mientras él luchaba. He ido a algunas de las mejores escuelas de EEUU y vivido en una de las naciones más pobres del mundo. Estoy casado con una estadounidense negra que lleva sangre de esclavos y dueños de esclavos –una herencia que pasamos a mis dos hermosas hijas. Tengo hermanos, hermanas, sobrinos, sobrinas, tíos y primos de todas las razas, distribuidos en 3 continentes y mientras viva nunca olvidaré que en ningún otro país del mundo esta historia es posible. (…) Si bien es imperfecto (el Reverendo Wright) ha sido como familia para mí. Fortaleció mi fe, ofició mi casamiento y bautizó a mis hijas. (…) Nunca en mis conversaciones con él lo escuché hablar de ningún grupo étnico en términos derogatorios ni lo vi tratar a los blancos con nada que no fuera cortesía y respeto. Él contiene las contradicciones – lo bueno y lo malo- de la comunidad (negra) a la que sirvió tan diligentemente por tantos años. No puedo repudiarlo como no puedo repudiar a la comunidad negra. No puedo repudiarlo, como no puedo repudiar a mi abuela blanca – una mujer que ayudó a criarme, una mujer que se sacrificó una y otra vez por mi, una mujer que me ama como a nada en el mundo, pero una mujer que confesó su miedo a los hombres negros que pasaban cerca de ella en las calles y que en más de una ocasión ha dicho estereotipos raciales o étnicos que me han hecho sentir muy avergonzado. Esta gente son parte mía y de América, este país que amo. (…) Supongo que lo más seguro políticamente sería dejar este episodio atrás y esperar que desaparezca. Podemos desestimar al Reverendo Wright como un loco o demagago (…). Pero la raza es un tema que no nos podemos dar el lujo de ignorar en este momento. Estaríamos cometiendo los mismos errores que el Reverendo cometió en sus insultantes discursos sobre EEUU – simplificar y estereotipar y amplificar lo negativo hasta el punto que distorsiona la realidad. (…) La discriminación legalizada (…) significaba que las familias negras no podían construir ninguna riqueza significativa que dejarle a las futuras generaciones. Esa historia ayuda a explicar la diferencia de ingresos entre blancos negros (…). La falta de oportunidad económica entre los hombres negros, y la frustración y vergüenza de no ser posible de mantener a sus familias, contribuyó a la erosión de las familias negras (…). Y la falta de servicios básicos en tantos barrios negros urbanos (…) todos ayudaron a crear un ciclo de violencia, destrucción y negligencia que aún nos persigue. Esta es realidad en que el Reverendo Wright y otros Afro americanos de su generación crecieron. Se hicieron adultos en los 50s y 60s un tiempo en que la segregación aún era la ley y las oportunidades estaban sistemáticamente restringidas. Lo llamativo no es cuántos fallaron frente a la discriminación, peor más bien cuántos hombres y mujeres le ganaron a las probabilidades; cuántos lograron hacerse un camino desde ningún lado para esos que como yo vendrían después. (…) Para los hombres y mujeres de la generación de Wright los recuerdos de humillación, duda y miedo no se han desvanecido, como tampoco lo hizo el enojo y el resentimiento. El enojo puede no ser expresado en público, frente a compañeros de trabajo o amigos blancos. Pero si se expresa en la peluquería de barrio o en la mesa de la cocina. (…) Y ocasionalmente llega a la Iglesia los domingos a la mañana. (…) Esta ira no siempre es productiva; de hecho casi siempre nos distrae de la resolución de problemas (..) Pero la ira es real; es poderosa; y simplemente desear que desaparezca, condenarla sin entender sus raíces, solo sirve para agrandar el abismo de malentendidos que existen entre las razas. De hecho, una ira similar existe en segmentos de la comunidad blanca. La mayoría de los trabajadores de clase media blancos no sienten que han sido particularmente privilegiados por su raza. Su experiencia es la de los inmigrantes – en lo que a ellos concierne, nadie les ha dado nada, lo construyeron desde cero. Trabajaron duro toda su vida solo para ver cómo su puesto de trabajo era enviado al extranjero y su pensión encogerse luego de una vida de trabajo. Están ansiosos por su futuro y sienten que sus sueños se les escapan; en una época de salaries congelados y competencia global, la oportunidad se ve como un juego suma cero en el que tus sueños vienen a costo de los míos. Entonces cuando escuchan que deben mandar a sus niños a una escuela del otro lado de la ciudad, cuando escuchan que un afro americano tiene una ventaja al conseguir un trabajo o una vacante en una universidad por una injusticia que ellos mismos nunca cometieron; cuando les dicen que sus miedos sobre el crimen en barrios urbanos son en cierto sentido prejuicios, el resentimiento se acumula con el tiempo. (…) Así como la ira negra suele ser contraproducente, también estos resentimientos blancos distrajeron la atención de los verdaderos temas que perjudican a la clase media (…) Y sin embargo, esperar que los resentimientos de los estadounidenses blancos desaparezcan o etiquetarlos como racistas, sin entender que se basan en reclamos legítimos – esto también amplía la diferencia social y bloquea el camino a la compresión. (…) Aquí es donde estamos hoy en día. En un punto muerto racial. Un punto muerto donde hemos estado por años. Nunca fui tan ingenuo como para creer que podemos superar nuestras diferencias sociales en una sola elección. Pero tengo una firme convicción – basada en mi fe en Dios y en los estadounidenses – que trabajando juntos podemos ir más allá de nuestras heridas raciales y que de hecho no tenemos opción si queremos continuar el camino hacia una unión más perfecta. Para la comunidad afro americana, este camino significa aceptar el peso de nuestro pasado sin convertirnos en víctimas de nuestro pasado. (…) Y significa hacernos completamente responsables de nuestras vidas (…) enseñándoles a nuestros hijos que mientras enfrentan desafíos y discriminación en sus vidas, nunca deben sucumbir a la desesperación o el cinismo; siempre deben creer que pueden escribir su propio destino. Irónicamente, esta noción esencial de autoyuda norteamericana -y si, conservadora- se expresaba frecuentemente en los sermones del Reverendo Wright. Pero lo que mi anterior pastor solía no entender, es que embarcarse en un programa de autoayuda también requiere la capacidad de creer que la sociedad puede cambiar. (…) El profundo error del sermón del Reverendo Wright no fue que habló de racismo en nuestra sociedad sino que habló como si nuestra sociedad estuviera estática; como si no hubiera habido ningún progreso; como si este país aún estuviera irrevocablemente atado a su pasado. (…) Pero lo que sabemos, lo que hemos visto es que EEUU puede cambiar. Lo que hemos logrado nos da la esperanza de lo que podemos y debemos lograr mañana. En la comunidad blanca, el camino a una unión más perfecta significa reconocer que lo que aliena a la afro americana no existe en la mente de los negros; (…) sino que es real y debe ser tratada, no solo con palabras sino con hechos. (…) Requiere que todos los estadounidenses entiendan que tus sueños no se cumplen a costa de los míos; que invertir en la salud, bienestar y educación de los niños negros y blancos y castaños finalmente ayudará a EEUU a prosperar.
http://www.huffingtonpost.com/2008/03/18/obama-race-speech-read-t_n_92077.html