Esto explicaría por qué a veces las posiciones son tan resistentes a los razonamientos (jamas reconocere esto, Nota de la copista) LONDRES.- Los Estados Unidos están dominados por la fiebre de las elecciones. En las redacciones de los diarios y en los bares de todo el país, liberales y conservadores están tratando de convencerse mutuamente de que lo que piensan es correcto. Pero podrían estar perdiendo el tiempo.
De acuerdo con una idea emergente, las posiciones políticas están sustancialmente determinadas por la biología y pueden ser resistentes a todo tipo de razonamiento. "Estas maneras de pensar están profundamente arraigadas en nuestro cerebro. Tratar de persuadir a alguien de que no sea de derecha o de izquierda es como tratar de convencerlo de que no tenga ojos marrones. Tenemos que repensar la persuasión", dice John Alford, politicólogo de la Universidad de Rice, en Houston, Texas.
Las evidencias que respaldan esta idea están creciendo. Por ejemplo, estudios en mellizos sugieren que las opiniones sobre una larga lista de temas, desde la inclusión de la religión en las escuelas hasta los derechos de los homosexuales, pueden tener un importante componente genético. Los neurocientíficos también sostienen que liberales y conservadores tienen distintos patrones de actividad cerebral .
Pero la idea de que la política está en parte determinada por nuestros genes no es totalmente nueva. En 2005, Alford publicó un trabajo en el que analizaba dos décadas de estudios en genética del comportamiento, incluida una gigantesca base de datos con las opiniones políticas de 30.000 pares de mellizos de Virginia. Según el estudio publicado en American Political Science Review , los gemelos tenían más probabilidades que los mellizos de dar las mismas respuestas a preguntas sobre política. Por ejemplo, acerca de si la propiedad debería ser gravada, cuatro quintos de los gemelos daban la misma respuesta que dos tercios de los mellizos.
¿Cómo se explica? Bueno, dado que los mellizos idénticos tienen los mismos genes mientras los no idénticos sólo comparten la mitad, esto sugiere que la respuesta debe de tener una influencia genética.
Frank Sulloway, psicólogo de la Universidad de California en Berkeley, respalda la idea de que la herencia puede influir en las actitudes políticas, pero admite que los resultados pueden parecer extraños. "No hay un gen para sentir disgusto por los hippies", afirma.
El caso es que algunos genes les dan forma a rasgos de la personalidad, y ésta a su vez está vinculada con la posición política. En 2003, el equipo dirigido por el psicólogo John Jost, de la Universidad de Nueva York, realizó una revisión de 88 estudios que abarcaban a más de 20.000 personas de 12 países para intentar hallar una correlación entre personalidad e inclinación política. Los resultados, publicados en American Psychologist , demostraron la existencia de una gran cantidad de conexiones intrigantes.
Las personas que tenían mucho miedo a la muerte, por ejemplo, tenían cuatro veces más posibilidades de apoyar posiciones conservadoras, mientras que los que expresaban interés en tener nuevas experiencias tendían a ser liberales. El trabajo de Jost también hacía notar que los conservadores prefieren pinturas, poemas y canciones menos ambiguos.
Sin embargo, nadie pudo identificar aún un gen que, por ejemplo, estuviera relacionado con el liberalismo o el conservadurismo, aunque el especialista en ciencias políticas James Fowler, de la Universidad de California, en San Diego, opina que es la decisión de votar, en lugar de quedarse en la casa el día de elecciones, lo que tendría origen genético.
Es evidente que el acto de votar posee una dimensión emocional. Por ejemplo, los votantes tienen algún grado de confianza en su candidato. Esto sugiere que podrían estar involucrados dos genes muy estudiados: el 5HTT y el MAOA, que participan en el control de los niveles de la serotonina, un neurotransmisor que influye en las áreas cerebrales relacionadas con la confianza y la interacción social.
Las personas que poseen versiones más eficientes de ambos genes tienden a ser más sociables. Según la hipótesis de Fowler, esas personas deberían ser más propensas a votar. En un estudio publicado en The Journal of Politics, Fowler lo confirma. Con datos sobre 2500 estadounidenses demostró que aquellos con versiones del gen MAOA capaces de regular mucho mejor el neurotransmisor son 1,3 veces más propensas a votar que los que tienen una versión menos eficiente. El 5HTT por sí solo no mostró semejante efecto.
Muchos otros genes podrían también influir en las decisiones políticas. En abril último, durante la reunión anual de la Midwest Political Science Association , en Chicago, Ira Carmen, de la Universidad de Illinois, en Urbana-Champaign, habló sobre el gen D4DR, que regula los niveles de otro neurotransmisor: la dopamina. En exceso, ésta puede provocar el trastorno obsesivo- compulsivo. Por lo tanto, Carmen sostuvo que podría estar relacionada con la necesidad de imponer orden en el mundo. Si esto es así, los portadores más frecuentes de esas variaciones del D4DR deberían ser los conservadores.
Por Jim Giles De New Scientist
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