A partir de una entrada de "La Espada Vengadora".
“El gaucho y el compadre son imaginados como rebeldes; el argentino, a diferencia de los americanos del Norte y de casi todos los europeos, no se identifica con el Estado.
Ello puede atribuirse a que el Estado es una inconcebible abstracción. El Estado es impersonal; el argentino sólo concibe una relación personal. Por eso, para él, robar dinero público no es un crimen.
Compruebo un hecho, no lo justifico o disculpo; lo cierto es que el argentino es un individuo, no un ciudadano.
Aforismos como el de Hegel “El Estado es la realidad de la idea moral” le parecen bromas siniestras. Los films elaborados en Holywood repetidamente proponen a la admiración el caso de un hombre (generalmente un periodista) que busca la amistad de un criminal para entregarlo después a la policía; el argentino, para quien la amistad es una pasión y la policía una mafia, siente que ese héroe es un incomprensible canalla.
Siente con don Quijote que “allá se lo haya cada uno con su pecado” y “que no es bien que los hombres honrados sean verdugos de los otros hombres, no yéndoles nada en ello” (Quijote, 1, XXII).
Más de una vez ante las vanas simetrías del estilo español, he sospechado que diferimos insalvablemente de España; esas dos líneas del Quijote han bastado para convencerme del error; son como el símbolo tranquilo y secreto de una afinidad.
Profundamente lo confirma una noche de la literatura argentina: esa desesperada noche en la que un sargento de la policía rural gritó que no iba a consentir el delito de que se matara a un valiente y se puso a pelear contra sus soldados, junto al desertor Martín Fierro.”
(J.L. Borges, Evaristo Carriego (1930), Historia del tango)
No encontré al libro "Evaristo Carriego" de Jorge Luis Borges....Si alguien sabe si anda por ahí, avise en los comentarios.
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