 Imaginemos un mundo integrado por muchos lectores, pero sólo un par de autores.
Por un lado José Picarón, autor de “Qué jabón usa la vecinita cuando se ducha”, “Lo que escuché
pinchando teléfonos” y “Si es cierto que Camila Parker Bowles y el Príncipe Carlos lo hicieron”;
y por el otro el de Josefina Sobriedad, autora de “Dudas que enfrentaba Beethoven antes de estrenar su Quinta Sinfonía”, “Asombrosas costumbres de las hormigas a lo largo de la historia”,
y “Diferencia del peso específico entre los hielos de los polos Norte y Sur”.
No es difícil imaginar que Picarón vende más copias que sobriedad, mal que le pese a no sé cuántos eruditos o comunicadores sociales. Y si esto es así, es fácil comprender que ganan más dinero quienes le publican a Picarón que a Sobriedad, y también quienes venden sólo los libros
de Picarón que quienes sólo comercializan los libros de Sobriedad, o quienes comercializan a los 2.
¿Y? Estas líneas fueron inspiradas en el hecho de que –al parecer- algunos libreros se quejan porque los supermercados estarían compitiendo de manera desleal, colocando en las góndolas
sólo los libros de “venta más fácil”, mientras que las librerías tienen en las mesas o en las estanterías, no digo todos los libros sino “muchos más”.Primero los hechos. En mi limitada experiencia, las librerías tienen en venta muchos más libros que las góndolas de los
supermercados. Es más, durante algún tiempo las librerías ubicadas en los shoppings se parecían mucho más a las góndolas de los supermercados, que al resto de las librerías.
Aunque esto, afortunadamente para mí, está cambiando, y ahora se encuentran librerías razonablemente completas en algunos shoppings. Pero más allá de lo que está ocurriendo, el sentido de estas líneas se pregunta por lo que debería ocurrir.¿Cuántos artículos de cada “rubro” deberían venderse; unos pocos, algunos o todos? (Aclaremos que deberían no alude al plano de la estrategia, donde cada uno sabrá lo que hace y por qué lo hace, sino al plano ético, es decir, al que fundamenta alguna acción estatal al respecto.) En mi opinión la respuesta es clara: no hay una consideración ética, hay una consideración estratégica y cada uno tiene que actuar en consecuencia.El planteo de los libreros también lo podrían hacer, por ejemplo, los ferreteros. Los supermercados venden algunos de los artículos
que se encuentran en las ferreterías. ¿En qué sentido es esto competencia desleal? El librero tiene que contestar el desafío del supermercado, de la misma manera que lo hizo el ferretero. Especializándose. Lo masivo es capturado por el supermercado. ¿Tiene el supermercado el servicio de asesoramiento que presta un librero, o un ferretero?
Ahí hablamos. Si sé lo que quiero, voy al supermercado; si necesito un consejo “¿qué libro le regalo a un pibe de 15 años?”, voy al librero.El librero tal como lo conocimos enfrenta más desafíos que el referido hasta ahora. En Washington funcionaba “la” librería de los economistas: Kramer. Imposible pasar por la capital de Estados Unidos, sin visitar Kramer. Bueno, Kramer no existe más.
Porque ahora existe... Amazon, que es una librería virtual. Frente a una pantalla de computadora ordeno el libro, que días después llega a mi casa desde... ¿qué me importa desde dónde? Tendré que ver qué hago con la emoción que me proporcionaba hojear un libro antes de comprarlo, pero el Mundo no puede parar hasta que yo aprenda a manejar la referida emoción. Todo esto tiene consecuencias para los libreros, los distribuidores, los editores... y los autores (lo experimento en carne propia). Pero no lo planteo en el plano de la deslealtad sino en el de la transformación continua de la realidad, como consecuencia del cambio tecnológico,
nuevos gustos, etc. Quien –como en mi caso- insiste en escribir el libro que tiene ganas de escribir, luego tiene que aguantarse un editor que no se lo quiera publicar, un librero que lo esconda en un estante mientras coloca otros títulos en las mesas, etc. Los libreros, como los supermercadistas, están al servicio de los lectores que compran, no de los autores. No es una cuestión de deslealtad, sino de entender cómo funcionamos los seres humanos.
Fuente: Juan Carlos de Pablo, Incompletísimo
Diccionario de Economía, Vol.V, 2000, pp.199-201
Abajo dejé el enlace para el documental:
Wal-Mart: El alto costo de los precios bajos
Comentarios sobre el artículo:
El artículo es del año 2005, habría que ver cómo siguen las cosas ahora.
Hay algo que me llama la atención y que el autor no comenta y es que si los libreros venden a Dan Brown o a Harry Potter, por ejemplo, pueden mantener con eso a un catálogo que les permita tener otros tipos de libros.
Creo que ésa es la queja de "deslealtad" por parte de los libreros. Para los supermercados el negocio es vender, no importa si Harry Potter, pan, queso, gomas u otra cosa... Para el librero el negocio es vender, pero vender sólo libros.
Si la venta de unos les permite mantener el catálogo mejor. Sino veremos que las librerías cerrarán.
Al final el autor comenta que hasta las librerías especializadas están cerrando, que Kramer no pudo competir con Amazon, entonces estamos en un mundo cada vez más concentrado y en donde la distribución está también más concentrada.
El tema es complejo, ya que como dice el autor, si mi libro no se publicita, nadie lo conocerá y si los canales de distribución son pocos o están concentrados, entonces son ellos los que definen qué se muestra (y en consecuencia se vende) y qué no.
Algo así ya está pasando con el cine, hay países con una gran producción pero que no encuentran salas para exhibirlas, éso pasa en el propio país, en Francia por ejemplo antes de la elección de Sarkozy hubo una encuesta de la revista Cahiers du Cinema sobre el tema .
No se, toda concentración excesiva me parece peligrosa, sea Google, Amazon, o Carrefour..
De hecho hay una película interesante sobre el impacto de los supermercados, la de Wall Mart:
Wal-Mart: El alto costo de los precios bajos
En Taringa dejaron la película para descargar en rapidshare.
"Realizado por el prolijo documentalista de denuncia Robert Greenwald, representa una excelente muestra del nuevo frente de batalla en la guerra permanente que los militantes consumidores norteamericanos llevan contra las empresas que probadamente comienzan a abusar de sus poderes monopólicos. Wal-Mart es la mayor cadena de megasupermercados del mundo, siendo una de las corporaciones mas poderosas del país del norte. Y en Wal-Mart: The High Cost of Low Price (El alto costo de los precios bajos) son acusados mediante entrevistas, documentos, imágenes y denuncias de lo siguiente: Destrucción de comunidades locales al irrumpir con precios con los que se es imposible competir, mantener al grueso de sus empleados en empleos part-time sin pago de horas extras, la negación de planes de salud a sus empleados quienes están obligados a usar los destinados a ciudadanos de menores recursos y desempleados (Medicare, Welfare), activa política antisindical que involucra amenazas, despidos y equipos de respuesta rápida que viajan vía jet privado ante la amenaza de un movimiento sindical (es la única empresa grande de Estados Unidos SIN NINGÚN sindicato en función). La discriminación a la hora de ascender a sus empleados (no son ascendidos mujeres ni personas de color). Uso de inmigrantes ilegales que son encerrados en la noche dentro de sus locales para limpiarlos, uso de billones de dólares en subsidios estatales para la construcción de sus locales (no disponibles para otras empresas) y tras lograr esos fondos, reubican el local fuera de los límites de la respectiva ciudad para evitar los impuestos. Contaminación tóxica de múltiples vertientes y lagos de agua de beber, condiciones subhumanas de trabajo en las fábricas en el extranjero que hacen sus productos de "marca propia" y récord de criminalidad (robos, asesinatos y violaciones) en los estacionamientos de los supermercados que no tienen ninguna vigilancia (excepto donde hay cámaras de video para prácticas antisindicales) e indisposición a hacerse responsable. ..
Pero ya sabemos, el abuso de Wall Mart no es por pertenecer al sistema capitalista....
Etiquetas: de pablo, librerías, libros, lireros |
