De un artículo de la Revista "Valor"
"La voracidad de herederos-y del público- por las secuencias literarias se hace notar a partir de los años 1980.
En 1991 "Scarlett", la continuación de lasaga de la protagonista de "Lo que el viento se llevó", escrito por Margareth Mitchel en 1929, era lanzado. Su autora, Alexandra Ripley, fue elegida por los herederos de Mitchell, que diez años después llevaban a los tribunales a Alice Rendall, por contar la historia de "Lo que el viento se llevó" desde el punto de vista de los esclavos.
Para volver a la lista de los más vendidos y escapar a la acusación de plagio, Rendal cerró un acuerdo políticamente correcto, donando una cantidad no revelada a un colegio de Atlanta muy buscado por la comunidad negra.
Seleccionar a un autor que mantenga el prestigio de ventas de un escritor famoso es un negocio tan serio que los herederos de Mario Puzo promovieron un concurso para elegir a quien iría a retomar la saga de la familia Corleone iniciada en"El Padrino".
Sin embargo contratar "ghost writers" para dar secuencias a trabajos de escritores famosos no es un fenómeno típico de finales del siglo XX.
El arte de escribir a cuatro-o a muchas manos- es algo que ocurre desde los tiempos de la pre-máquina de escribir. Para poder conseguir cubrir los encargos de piezas y novelas que recibía, el novelista Alejandro Dumas montó, a mitad del siglo XIX una verdadera fábrica de textos, generando más de 200 libros-que tendrían más de 37 mil personajes- auxiliados por 73 asistentes. Dicen que Dumas trabajaba lado a lado con sus colaboradores, que desarrollaba guíones sobre argumentos que él imaginaba. Maestro en la creación de diálogos, perito en rematar capítulos de folletines que atizaran la curiosidad de los lectores-técnicas empleadas en series y telenovelas-Dumas conquistó su inmortalidad artística por la calidad de obras como "Los tres mosqueteros" y "El Conde de Monte Cristo"
"En la década del 60 nace una nueva etapa del emprendimiento comercial en que el libro se había transformado:
la franquicia literaria, abierta a partir de la muerte de Ian Fleming, el creador de James Bond, en 1964. Hasta entonces, Fleming vendió "sólo" 20 millones de ejemplares de las 14 novelas y algunos cuentos sobre el agente 007. En aquel año fue lanzada la película "Moscú contra 007". Un año después era publicado "El hombre de la pistola de oro" generando rumores de que fuera concluído por el prestigioso novelista Kingsley Amis, que firmó con el pseudónimo Robert Markam, dos aventuras más del agente 007.
Mientras Fleming escribió más o menos 14 novelas y algunos cuentos sobre Bond, el personaje rindió 27 novelas más de espionaje, desarrollados por Amis, Christopher Wood, John Gardner y Raymond Benson, durante los dos últimos años.
No todas las franquicias literarias son tan exitosas como la de James Bond, pero la perspectiva de aumentar todavía mas las fortunas heredadas es, probablemente, la locomotora para la continuación de las carreras de algunos escritores que ya no habitan el planeta.
O la tapa de los libros trae el nombre del personaje encima de los autores-como en el caso de 007- o el autor, fallecido firma obras póstumas, dando crédito al escritor fantasma, que así, puede ser conocido por el público y obtener sus propios lectores.
La autoría más allá de la tumba es un negocio tan respetado actualmente que Robert Ludlum arregló que sus asistentes Patrick Larkin, Gayle Lynds y Philip Shelby esribirían la serie "Covert One" después de su muerte.
Autor de 26 libros con más de 200 millones de ejemplares vendidos en 40 países, Ludlum murió en el 2001. La serie está en su octavo volumen, para la gloria del nombre deLudlum, el deleite de su público, colaboradores y herederos.
De la revista Valor, autora: Olga de Mello
Importante
Olga de Mello nos autoriza a publicar este artículo y aclara: Olá!Fiquei surpresa ao encontrar meu artigo no Valor traduzido para seu idioma - que compreendo, porém não utilizo para escrever.
Joaquín en los comentarios nos comparte dos temas de música que tienen algo que ver con las "franquicias". En un mercado PersaEtiquetas: Dumas, Fleming, franquicias, literarias, llevo, Puzo, viento |
Estimado amigo: Lo mismo que ha comentado acerca de los libros en "Franquicias Literarias" sucede en la Música, conozco varias canciones populares hechas sobre la melodía de autores clasicos. "En un Mercado Persa" de Ketelby la popularización se llama "Take my heart", Los Plateros tienen una cación con la melodía del segundo movimiento de la Sinfonía Patetica de Tchaikowsky y hay otra más, que no me acuerdo el nombre de la "Popularización" hecha con la melodia del segundo movimiento de la séptima sinfonia de Beethoven.
Me hubiese gustado mandarle un ejemplo, el de menos peso en Bytes pero no veo como hacer el adjunto, no obstante si le interesase solo debe pedirmelo. rbambb@gmail.com y lo mando donde Ud. diga.
Un saludo afectuoso.
Joaquín
(Sarcoptes777)