TORONTO
Antes, me angustiaba pensando que Estados Unidos había caído en manos de extremistas sinceramente convencidos de la inminencia del Apocalipsis y de que ellos y sus amigos serían transportados al refugio celestial. Después, reflexioné. El país está en manos de extremistas decididos a representar el clímax bíblico –la salvación de los elegidos y la aniquilación de las masas por el fuego–, pero sin la intervención divina. El cielo puede esperar. Gracias al próspero negocio de los servicios privatizados contra desastres, tenemos la salvación aquí, en la Tierra. Basta observar lo ocurrido en el sur de California.
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LANACION.com | Opinión | Sábado 17 de noviembre de 2007
nastenka la vida es una mision suicida
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