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Por Daniel Rosso, Alejandro Montalban Y Gabriel Reches *
Seguramente el ingeniero Macri llegó una mañana a una reunión con su equipo de trabajo y lo convencieron de que debía tomar decisiones que lo mostraran enérgico. Decisiones que lo diferenciaran de las gestiones anteriores. Decisiones que de paso definieran a las gestiones anteriores como ineficientes y dilapidadoras. Seguramente así decidió el cierre del canal Ciudad Abierta.
Pero sus asesores lograron otra cosa: lo volvieron a colocar en el espacio ideológico del que pareció escabullirse durante la campaña electoral que lo llevó a la Jefatura de Gobierno. A poco de andar, muestra su verdadero rostro. Su primera decisión lleva el sello inequívoco de los ’90: achicar el espacio público. ¡Volvió Macri!
Jorge Telerman sabe de las arduas negociaciones para lograr que las empresas de cable cumplieran con la ley que dotaba a la ciudad de un espacio en la grilla televisiva. Las empresas de cable resistían la medida. Estamos seguros de que la buena memoria del actual jefe de Gobierno recordará las reuniones que tuvimos y en las que él jugó un papel destacado para lograr el lugar en la grilla. Estamos seguros de que su pronunciamiento público en contra del cierre lo pondría más cerca de su historia y más lejos de la sospecha.
Bien, ahora Macri decide devolver ese espacio a la rentabilidad privada. Porque ese espacio que abandona el Estado de la ciudad será ocupado por algún emprendimiento privado.
Como sucedió en los ‘90, achicar el Estado requiere una operación previa de deslegitimación de lo que se quiere eliminar. Así sucedió con las empresas del Estado en los ’90. Así sucede con Ciudad Abierta en la actualidad.
Durante el último año de la gestión Ibarra, el presupuesto de Ciudad Abierta fue de 3,3 millones. Fueron suficientes para estrenar 700 horas de televisión de producción propia. Sorprendiendo a propios y extraños, Ciudad Abierta logró posicionarse en muchos momentos de 2005 como el canal generalista de cable más visto en la ciudad de Buenos Aires. A tal punto de que dos de sus programas estuvieron ternados para los premios Martín Fierro del cable durante 2006 y otros dos vuelven a serlo en 2007.
Ciudad Abierta fue el canal nacional que emitió por primera vez, en diciembre de 2004, el Juicio a las Juntas con el audio original. Produjo programas como Vivir en positivo sobre la temática del vih que hoy son herramientas de trabajo de los agentes de salud de la ciudad que trabajan con poblaciones de riesgo. Dio espacio a los principales intelectuales de la cultura argentina, como Ernesto Laclau, Beatriz Sarlo, Horacio González, David Viñas, Josefina Ludmer, León Rozitchner, Héctor Schmucler en memorables entrevistas sobre sus obras. Convocó a las mejores figuras del nuevo cine argentino, como Lucrecia Martel, Adrián Caetano, Gustavo Postiglione, Albertina Carri, Martín Rejtman para enriquecer la propuesta televisiva. Alcanzó en sus mejores momentos un nivel de audiencia en la ciudad equiparable a canales como Canal á, Plus Satelital y P&E.
En momentos en que la televisión privada alcanza picos inusuales de crítica y desprestigio, este pequeño espacio de televisión pública abrió un camino alternativo. El mismo camino al que se sumaron el Canal Encuentro y la reformulada pantalla de Canal 7. Esta serie de experiencias y otras nuevas tienen la responsabilidad y el desafío de construir un lenguaje de la televisión pública. Ciudad Abierta es un canal que permite expresar la complejidad de sentidos de una urbe como Buenos Aires. Al cerrarse, deja heridas abiertas.
Macri cierra Ciudad Abierta, pero esto no termina acá.
* Respectivamente, ex subsecretario de Comunicación Social del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, ex director general de Ciudad Abierta y ex director periodístico de Ciudad Abierta.